Todo lo que querías saber sobre la silicona de grado alimentario (y lo que las marcas no siempre te cuentan)
Piénsalo un momento. Abre el cajón de tu cocina. O echa un vistazo a la bolsa de tu bebé. Lo más probable es que encuentres silicona por todas partes: espátulas que no rayan la sartén, moldes para magdalenas que se desmoldan solos, tapas flexibles que se adaptan a cualquier recipiente, y por supuesto, tetinas, mordedores y vajillas infantiles. La silicona alimentaria se ha convertido en la reina indiscutible de nuestros hogares, y no es para menos. Es flexible, duradera, resiste temperaturas extremas y, en teoría, es segura.
Esa es la palabra clave: «en teoría».
Todos hemos visto la etiqueta: «100% Silicona de Grado Alimentario». Suena tranquilizador, casi como un sello oficial de calidad. Pero aquí viene la cruda realidad: esa frase, por sí sola, puede no significar absolutamente nada. Es un término de marketing tan utilizado que ha perdido parte de su valor si no va acompañado de pruebas y certificaciones reales.
¿Cómo puedes estar seguro de que la silicona que usa tu hijo o con la que cocinas tus alimentos es verdaderamente inerte y no está liberando sustancias químicas indeseadas? La respuesta está en un laberinto de normativas, códigos y certificaciones que puede parecer abrumador. Pero no te preocupes, hoy estamos aquí para ponerle luz y que te conviertas en un auténtico experto.
¿Qué es realmente la silicona de grado alimentario?
Antes de meternos en el barro de las regulaciones, empecemos por el principio. La silicona no es un plástico derivado del petróleo, como muchos creen. Su componente principal es el silicio, un elemento químico que se encuentra de forma masiva en la arena y la roca. A través de un proceso químico complejo, este silicio se convierte en un polímero llamado «siloxano», que es la base de la silicona.
Para que esta silicona se considere «de grado alimentario», debe cumplir un requisito fundamental: ser químicamente inerte y estable. Esto significa que, cuando entra en contacto con los alimentos (ya sean ácidos como el tomate, grasos como el aceite o a altas temperaturas en el horno), no debe liberar ninguna de sus moléculas ni contaminar la comida.
No todas las siliconas son iguales. A grandes rasgos, existen dos tipos principales según su proceso de curado (el proceso que la convierte de un gel a un sólido estable):
- Silicona curada con peróxido: Es el método más antiguo y económico. El problema es que este proceso puede dejar subproductos (rellenos o «fillers») que no siempre son completamente estables y pueden migrar a los alimentos, especialmente bajo estrés térmico o con alimentos grasos.
- Silicona curada con platino: Este es el estándar de oro. El platino actúa como catalizador en el proceso de curado, creando una silicona mucho más pura, estable y limpia. No deja subproductos, lo que la convierte en la opción ideal y más segura para el contacto con alimentos y para uso médico. Es, como te puedes imaginar, más cara de producir.
Una silicona certificada de alta calidad siempre será curada con platino. Pero, ¿quién lo certifica?
El Laberinto de las Normativas Europeas: No Toda la Silicona es Igual
Aquí es donde la cosa se pone interesante. Cuando compras un producto en la Unión Europea, esperas que cumpla con unos estándares de seguridad elevados. Y así es, pero hay que saber dónde mirar. No vale con que un producto diga «cumple con la UE».
El Marco General: El Reglamento (CE) nº 1935/2004
Este es el pilar sobre el que se construye toda la legislación europea de materiales en contacto con alimentos. El Reglamento (CE) nº 1935/2004 es el reglamento marco y establece los principios fundamentales. Si quieres entender la base de todo, esta es la norma clave.
En resumen, el reglamento 1935/2004 dice que cualquier material destinado a entrar en contacto con alimentos debe:
- Ser suficientemente inerte: No debe transferir sus componentes a los alimentos en cantidades que puedan poner en peligro la salud humana, provocar una modificación inaceptable de la composición de los alimentos o alterar sus características organolépticas (sabor, olor, textura).
- Cumplir las buenas prácticas de fabricación (GMP): El fabricante debe seguir unos procesos de calidad y control que garanticen la seguridad del producto final.
- Tener trazabilidad: Debe ser posible rastrear el producto en todas las etapas de producción y distribución.
- Ir acompañado de una Declaración de Conformidad: Este es un documento legal en el que el fabricante declara que su producto cumple con la normativa vigente.
El reglamento 1935/2004 es la ley paraguas, pero no entra en los detalles específicos de cada material. Para la silicona, no existe una medida armonizada a nivel de toda la UE, por lo que cada país puede aplicar sus propias normas nacionales, siempre que respeten el marco general. Y aquí es donde entran en juego dos gigantes: Alemania y Francia.
Las Certificaciones Específicas más Exigentes: LFGB y BfR
Dado que no hay una norma europea única para la silicona, muchos países y fabricantes serios adoptan los estándares de los países más estrictos. En este campo, Alemania es el líder indiscutible.
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LFGB (Lebensmittel-, Bedarfsgegenstände- und Futtermittelgesetzbuch): Esta es la Ley Alemana sobre Alimentos y Piensos. Pasar las pruebas LFGB es como obtener una matrícula de honor en seguridad alimentaria. Es una de las normativas más completas y estrictas del mundo. Un producto con certificación LFGB ha sido sometido a pruebas exhaustivas para garantizar que no hay migración de ningún tipo de sustancia. El famoso símbolo del «tenedor y la copa» indica que es seguro para el contacto con alimentos, pero la certificación LFGB va mucho más allá de este símbolo básico.
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BfR (Bundesinstitut für Risikobewertung): Es el Instituto Federal Alemán de Evaluación de Riesgos. El BfR no «certifica» productos, sino que emite recomendaciones científicas sobre materiales. Su «Recomendación XV» es la referencia técnica para las siliconas. Básicamente, las pruebas LFGB para silicona se basan en gran medida en las directrices del BfR. Cuando un fabricante dice que su producto cumple con el BfR, significa que se adhiere a estas recomendaciones de alta seguridad.
En la práctica, si un producto de silicona tiene la certificación LFGB, puedes estar muy tranquilo. Significa que ha pasado los controles más duros de Europa. Es el estándar que deberías buscar.
¿Y qué pasa con la FDA?
Es muy común, sobre todo en productos comprados online en plataformas internacionales, ver el sello «FDA Approved». La FDA (Food and Drug Administration) es la agencia reguladora de Estados Unidos. Su aprobación es un requisito para vender productos en el mercado estadounidense.
Sin embargo, y esto es crucial: la aprobación de la FDA no es automáticamente válida ni suficiente para el mercado de la Unión Europea.
Las normativas son diferentes. Mientras que la FDA tiene sus propios estándares, la regulación europea, especialmente la alemana (LFGB), se considera generalmente más estricta en cuanto a los tipos y límites de sustancias que pueden migrar. Por ejemplo, las pruebas LFGB son más rigurosas en la detección de compuestos orgánicos volátiles (COV).
Por lo tanto, un producto que solo presume de certificación FDA no garantiza el cumplimiento de la normativa europea 1935/2004. Si una empresa quiere vender en Europa, necesita cumplir con la regulación europea. Confiar solo en la FDA es un error común, especialmente cuando se trata de la importación de silicona de China.
El Caso Especial de los Bebés: La Importancia de la Norma EN12586
Cuando hablamos de productos para bebés y niños pequeños, el nivel de exigencia se multiplica. No solo nos preocupa el material, sino también la seguridad mecánica y física del producto. Aquí es donde entran en juego las normas «EN», que son estándares técnicos europeos.
Para los productos de puericultura, hay dos normas que a menudo se confunden, y es vital entender su diferencia.
La Norma Clave para Portachupetes: EN12586
Si tienes un portachupetes (la típica cinta o cadena que une el chupete a la ropa del bebé), esta es la norma que DEBE cumplir. La EN12586 es un estándar europeo específico para la seguridad de los broches para chupetes.
¿Qué regula la norma EN12586?
* Seguridad química: Se asegura de que los materiales (incluida la silicona de las cuentas) cumplen con los requisitos de migración de ciertos elementos, alineándose con los principios de seguridad alimentaria.
* Seguridad mecánica y física: Aquí está la clave. Esta norma establece requisitos muy estrictos sobre la longitud de la cadena para evitar el riesgo de estrangulamiento, el diseño de las piezas para que no puedan desprenderse y ser tragadas, la resistencia de los clips y la necesidad de orificios de ventilación en ciertas partes para prevenir la asfixia.
Por tanto, si compras un portachupetes, no basta con que la silicona sea «alimentaria». Todo el producto debe estar certificado bajo la norma EN12586. Es una garantía integral de seguridad para tu bebé.
El Error Común: Confundir EN71 con la Seguridad Alimentaria
Aquí viene una de las confusiones más peligrosas. La norma EN71 es el estándar europeo de seguridad para juguetes. Es muy importante y regula desde la inflamabilidad hasta la presencia de metales pesados en los juguetes.
Muchos vendedores, especialmente de productos como mordedores o collares de lactancia, anuncian que sus productos cumplen con la EN71. Y aunque eso es bueno, la norma EN71 no está diseñada para productos que van a estar en la boca de un bebé de forma prolongada y sistemática.
La EN71 parte de la base de que un niño puede chupar o morder un juguete ocasionalmente. Sus pruebas de migración de sustancias están calculadas para ese tipo de contacto esporádico. Un mordedor, una tetina o la vajilla infantil no son juguetes en ese sentido; son artículos diseñados para un contacto oral intensivo.
Por eso, para estos productos, la certificación relevante no es la EN71, sino el cumplimiento del reglamento 1935/2004 y, preferiblemente, las pruebas específicas bajo estándares como el LFGB. Un producto que solo tiene la EN71 pero se vende como mordedor no ofrece las mismas garantías que uno que ha pasado las pruebas de material en contacto con alimentos.
El Reto de la Importación de Silicona de China
China es el mayor productor mundial de productos de silicona. La variedad es infinita y los precios son muy competitivos, lo que la convierte en la fuente principal para muchas marcas en todo el mundo. Sin embargo, la importación de silicona de China conlleva una responsabilidad enorme para el importador.
El problema no es el origen, sino la falta de transparencia y el control de calidad. En el mercado chino coexisten fabricantes excelentes que invierten en silicona certificada con la mejor calidad, y otros que utilizan rellenos, catalizadores más baratos y procesos de producción de bajo coste para abaratar el producto final.
Es extremadamente común que un proveedor chino afirme que su producto es «Food Grade» o incluso que tiene la certificación FDA. Como ya hemos visto, esto no es suficiente para el mercado europeo.
Si eres una marca o un distribuidor que quiere importar, tu deber es hacer una diligencia debida exhaustiva:
1. Exige la Declaración de Conformidad con el reglamento 1935/2004.
2. Pide los informes de laboratorio completos, no solo un certificado. Un informe detallado mostrará qué pruebas se han realizado (por ejemplo, según la metodología LFGB), qué laboratorio acreditado las ha hecho y a qué lote de producción corresponde.
3. Desconfía de los precios sospechosamente bajos. La silicona de platino pura y las pruebas de certificación europeas tienen un coste. Si un producto es extremadamente barato, es probable que se hayan recortado gastos en algún punto crítico.
Claves para Elegir Silicona Certificada y Segura: Tu Checklist Definitiva
Después de toda esta información, vamos a resumirlo en una guía práctica para que, como consumidor o como profesional, sepas qué buscar:
- No te fíes solo de «Silicona de Grado Alimentario». Busca pruebas concretas.
- Busca la certificación LFGB. Es el estándar de oro en Europa. Si una marca lo destaca, es una excelente señal de calidad y transparencia.
- El cumplimiento del Reglamento (CE) nº 1935/2004 es el mínimo legal en la UE. Las marcas serias deberían mencionarlo en su documentación o web.
- Para portachupetes, la norma EN12586 es innegociable. Asegura tanto la seguridad química como la física.
- Recuerda que la EN71 es para juguetes, no para artículos de alimentación o mordedores. No es una certificación suficiente para este tipo de productos.
- Sé escéptico con la certificación FDA como única garantía en Europa. No es equivalente a la normativa europea.
- Si tienes dudas, pregunta a la marca. Pide que te faciliten la Declaración de Conformidad o los informes de las pruebas. Una empresa transparente y orgullosa de su calidad no tendrá problemas en proporcionártelos.
Conclusión: El Poder está en tu Conocimiento
La silicona alimentaria es un material fantástico, pero su seguridad depende por completo de la calidad de su fabricación y de las certificaciones que la respaldan. El mercado está inundado de productos, y la única forma de navegarlo con seguridad es estar informado.
Ahora ya sabes que detrás de una simple espátula o un mordedor hay un complejo mundo de regulaciones. Conoces la importancia del reglamento 1935/2004, el prestigio de la certificación LFGB, el papel crucial de la norma EN12586 para la seguridad infantil y por qué no debes confundirla con la EN71.
La próxima vez que compres un producto de silicona, ya no verás solo un objeto de colores. Verás la ciencia y la regulación que deberían protegerte a ti y a tu familia. Y ahora, tienes el poder de exigir los estándares más altos.
Preguntas Frecuentes
Q: Si estoy en una tienda, ¿qué es lo más importante que debo buscar en la etiqueta de un producto de silicona para saber que es realmente seguro?
A: La certificación más fiable y estricta que puedes encontrar en Europa es la LFGB. Aunque el cumplimiento del Reglamento (CE) nº 1935/2004 es el mínimo legal, el sello LFGB garantiza que el producto ha superado las pruebas más rigurosas contra la migración de sustancias químicas, ofreciendo la máxima seguridad.
Q: El mordedor de mi bebé dice que cumple con la norma EN71. ¿Es eso suficiente para garantizar su seguridad?
A: No, la norma EN71 es un estándar de seguridad para juguetes, no para artículos de alimentación o mordedores que están en contacto oral intensivo. Para un mordedor, debes buscar el cumplimiento del Reglamento (CE) nº 1935/2004, que es la ley para materiales en contacto con alimentos. La EN71 no ofrece las mismas garantías de seguridad para este uso específico.
Q: ¿Existe alguna prueba casera para diferenciar la silicona de alta calidad (curada con platino) de una de menor calidad?
A: Sí, hay una prueba sencilla conocida como la 'prueba del estiramiento'. Pellizca y estira una parte del producto. Si el color de la silicona se mantiene uniforme, es muy probable que sea silicona pura curada con platino. Si al estirarla se vuelve blanca o pálida, significa que contiene rellenos (fillers) y es una silicona de menor calidad, curada con peróxido, que podría ser menos estable.
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